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  • Marzo del 2006


    Publicado el 28 de Marzo, 2006, 21:42

    Como mi blog de blogia funciona ya perfectamente, ahí os espero.

    Ya no tiene caso doblar los artículos.

    Un beso, y no me perdáis de vista.

    Gabriela

    Publicado el 26 de Marzo, 2006, 8:18

    20060325232643-cousinek.jpg

    Un algeriano, Mohammed  Moulessehoul, que escribe con seudónimo femenino (Yasmina Khadra), ha de ser necesariamente un ser especial. Un escritor especial.  Nació en 1955 en el pueblo de Kenadsa, en el Sahara Algeriano y se ha convertido en una de las voces más importantes del mundo cultural árabe dentro del panorama francés. Traducido a diecisiete lenguas, Khadra es autor de Las golondrinas de Khaboul, Los corderos del Señor, Lo que sueñan los lobos. Khadra fue hasta el 2000, oficial superior del Estado Mayor argelino. Por esa razón, sus obras habrían sido fuertemente censuradas y por ello optó por utilizar. como seudónimo, el nombre de su mujer.  Khadra es uno de los pocos escritores árabes capaz de explicar la atroz situación que vive su país (y el mundo islámico en general), a causa de las luchas entre integristas y moderados, mediante una literatura de denuncia altamente corrosiva. Destaca su espléndida Trilogía de Argel: Morituri, Doble Blanco y El otoño de las quimeras, novelas policíacas de ambiente argelino que han conseguido sacudir las conciencias de muchos lectores europeos. Adscrito a una unidad de elite que ha combatido el terrorismo durante estos últimos años, el autor llevaba tiempo intentando abandonar las armas para dedicarse por entero a la escritura, y sólo en septiembre de 2000 consiguió licenciarse para dedicarse plenamente a la literatura.  Merecen también mención especial : La parte del muerto (2004) además de esta pequeña joya que es Cousine K ( La prima K), que he leído en francés pero que está traducida al español, como casi toda su obra.

    Víctima del dolor, el protagonista, innombrado, vuelve la vista atrás para contar (¿a quién, por qué?), el incandescente dolor de la infancia. La infancia puede ser un Paraíso, pero también puede ser un Infierno. Marcado por la muerte brutal de su padre, a quien él mismo encontró colgando de una viga en el establo cuando tenía cinco años, y herido por la ausencia de su amadísimo hermano Amine, el innombrado vive (no vive) en perpetua agonía. Hay un amor que ilumina fugazmente sus días: la prima K. Pero ese amor se convierte en obsesión primero y luego en dolor inmenso. Inaccesible, la prima K, también adolescente, se convierte en su verdugo. El hombre narra desde una casa que han abandonado ya los criados, cansados de la tiranía de la madre. La madre lo ignora absolutamente: sólo tiene miradas y caricias para el otro hijo. Visitas del hermano: abandonos también, cada vez que se aleja camino del cuartel (es primero cadete, luego oficial del ejército). La casa, sola, antigua, el pueblo, como un espejismo. El cementerio, que visita los viernes, fascinado por los rituales de los entierros. La soledad. El tiempo, siempre igual, que pasa. En medio de esa monotonía, de ese dolor sordo, una luz. Luz que se convierte en sombra: la prima K., que aparece cuando el innombrado tiene 14 años. Luz y día, sombra y noche:
    " Nunca había visto nada más grande que sus ojos. Nunca había visto nada más duro que su corazón. Ella era, ella sola, el día y la noche."

    En la primera parte de este relato predomina la figura del hermano. El hermano y la madre, unidos, cercanos. El innombrado queda excluido del vínculo. Apenas se le mira. La madre apenas existe hasta que llega el hijo, entonces, vive, tiembla, se emociona, cantan sus ojos, su cabello reluce, sus dedos avanzan una caricia.

    "Su habitación no era un santuario, más bien era una ciudad prohibida".

    "Cada vez que él vuelve, se diría que los dioses entran en trance."

    "Mi madre fluye, mi madre es cascada; no es más que un surtidor, una resaca, rápidos espumeantes. Sus manos – por lo general reservadas, distantes-, sus manos son riberas, sus brazos, deltas; mi madre es océano".

    La madre, cuando Amine llega con una joven hermosa, se encela, se rebela. El hijo es feliz. Amado por dos mujeres.

    "Mi hermano nació para ser feliz".

    La escuela, parapetado tras su mesita de escolar. La juventud en el liceo, apartado de los jóvenes que ríen, que juegan, que disfrutan. Siempre el tiempo, la ventana, a lo lejos, el pueblo, el odiado lugar: "He buscado por todas partes un rostro, una mirada digna de interés: nada. En Douar Yatim todo está enterrado…una vez terminada la plegaria del viernes, nadie se detiene en sus calles…es el estío, el estío magrebí…Los escasos olivos parecen supliciados: ellos jalonan el camino que lleva a las puertas del Infierno."

    La soledad y el tiempo minan el alma del innombrado. Ausente, ya para siempre la prima K., el tiempo: "Hoy como ayer, seguramente igual que mañana, continúo escrutando la penumbra sin saber por qué, velando el silencio sin saber para qué. Me tiendo en mi lecho. Los ojos cerrados, las manos sobre el pecho, yo me tiendo y espero...pero el tiempo no espera, él, no. Sordo como la suerte, ciego como la muerte. Traiciona con magnificencia la inconstancia de las penas perdidas."

    El dolor se volvió odio. El amor despreciado, la crueldad de los otros, el desprecio, el despego, la soledad, la ausencia, todo clamó venganza.  

    Incandescente, el dolor acumulado se levantó como un puñal sobre el muro.

    Yasmina Khadra, Cousine K, Éditions Julliard, París, 2003. En español: La prima K, Zoela Ediciones, 2003.

    Publicado el 25 de Marzo, 2006, 9:08

    20060320193313-kahlo.jpg

    Aquí dejo el comentario de texto escrito por mi alumno Carles Cadenas Blanes, de Primero de Bachillerato Tecnológico.

    El texto original del cuento de Borges, lo podéis consultar aquí.

    1-Resumen.

    Emma Zunz, trabajadora de la fábrica del Sr. Loewenthal, se entera por una carta de la muerte de su padre. Evoca y rememora los recuerdos de la infancia vividos con su padre Emmanuel Zunz, luego Manuel Maier, cómo se lo llevaron a la cárcel por robo y la confesión que le hizo de quién era el verdadero ladrón: Loewenthal. Al día siguiente prepara el plan de venganza y la coartada. Concierta una entrevista con Loewenthal, el auténtico autor del robo del que acusaron a su padre. Provoca su propia violación. Va a la casa de Loewenthal y, con el deseo de vengar su propia violación y la muerte de su padre, le dispara tres veces. Llama por teléfono y repite: “Me citó por lo de la huelga, abusó de mí, lo maté”. Todo lo que dice es verdad, todo es cierto, excepto las circunstancias, la hora y algún nombre propio.


    2-Palabras o expresiones.

    Zaguán: Pieza cubierta que sirve de vestíbulo en la entrada de una casa.
    Acto seguido: Inmediatamente después.
    Furtivo: Hecho a escondidas.
    Vislumbrar: Ver tenue o confusamente un objeto.
    Chacra: Habitación rústica de indios.
    Ulterior: Que está en la parte de allá de un sitio// Que sucede después.
    Losanges: Rombo dispuesto de modo que queden por pie y cabeza los dos ángulos agudos.
    Ínfimo: Muy bajo, muy pequeño.
    Pileta: Pila pequeña para tomar agua, piscina pequeña.
    Pila: Gran recipiente de piedra donde se echa el agua.
    Trivial: Trillado y llano.
    Conjetura: Juicio probable por las señales que se observan.
    Ultraje: Injuria, desprecio.


    3-Estructura.

    Creo que la estructura interna del texto es básicamente lineal, aunque con elementos de evocación temporal anterior: Los hechos van sucediendo desde el presente, pero a menudo se vuelve al pasado, en forma de recuerdos y vivencias. Está planteado de manera que, para poder entenderlo, conviene leerlo con atención, varias veces y lentamente. La narración es complicada ya que, para llegar a la conclusión de que cambia totalmente el sentido de la realidad, necesitas darle muchas vueltas. Como partes importantes destacaría: a) La noticia de la muerte del padre; b) La reacción física y emocional; c) Los recuerdos duros de la infancia; d) La reflexión y la estrategia para la venganza; e) La violación; f) El desenlace: El asesinato.


    4-Opinión personal razonada.

    Esta narración me ha impresionado mucho. Me he sentido como si yo mismo estuviera viviendo las circunstancias que describe, hasta el punto de compartir con la protagonista el odio y las ganas de venganza: ¡He aplaudido que Emma mate a Lowenthal! La trama y la estrategia que planea, los momentos duros y pasionales que vive en su propia violación y en el asesinato del causante de todas sus desgracias, la vivencia de sus recuerdos, la descripción realista de tiempos y espacios, de situaciones y ambientes, me han gustado mucho. También me ha impresionado vivamente el final, tan vibrante y descriptivo (“ladridos del perro, efusión de brusca sangre, gafas salpicadas…”). Me ha costado más seguir y entender el proceso mental de la protagonista, que le lleva a cambiar el sentido de la realidad. Dura y cruel para consigo misma la actuación de Emma que, aunque cueste comprenderlo, provoca su propia violación para tener más rabia y una coartada más creíble. ¡Qué magnífica conclusión!: “Historia increíble, que se impone a todos, porque sustancialmente era cierta.”


    5-Biografía de Jorge Luis Borges.

    Escritor argentino nacido en 1899, se considera una de las figuras claves de la literatura contemporánea. Hijo de una familia acomodada, durante la primera guerra mundial residió en Europa. Se educó en un ambiente propio de la cultura inglesa y estudió en Ginebra. Los años que residió en España le permitieron mantener contactos con el grupo ultraísta, lo que propició que asumiera sus principios y que los exportará a Argentina a través de varias revistas y de sus primeras obras poéticas. En esta época fundó la revista “Proa” junto con Macedonio Fernández. Quizá se conozca a Borges como cuentista, con textos plagados de fantasía, donde la realidad y la ficción se entremezclan sabiamente y donde se hace literatura de la propia literatura, al mismo tiempo que vierte sus experiencias artísticas, históricas y literarias. Persona de vastísima cultura que ha quedado reflejada en su obra, Borges es una figura importantísima en la literatura actual. Su influencia ha sido decisiva en multitud de escritores tanto de su época como posteriores, al mismo tiempo que ha recibido numerosos galardones, como el Premio Cervantes en 1980. Falleció en 1986.

    Publicado el 23 de Marzo, 2006, 18:33

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    Hace unos días me llegó un libro de arte: Seeing Ourselves ( Women's self-portraits), de Frances Bozzello, Thames&Hudson, Londres, 1998) que es una historia del autorretratos femenino desde el siglo XVI hasta nuestros días.

    De todas las reproducciones he decidido compartir éstas:

                          

    Catharina Van Hemessen :el primer autorretrato de un pintor (que se sepa), independientemente del sexo, que muestra a un/a pintor/a ante el lienzo (1548)

                         

    Ana Waser se pintó a los 12 años. Fue una niña prodigio (1691)

                        

     Anna Dorothea Therbusch se pintó mostrando los estragos de la edad y con el anteojo necesario para la lectura (1762)

                        

    Elisabeth Vigée-Lebrun se presentó a la sociedad de su tiempo llena de candor y belleza juvenil (1781)

                       

    Zinaida Serebryakova se muestra en la intimidad de su tocador (1909) con buen humor y un toque de erotismo

                       

    Dorothea Tanning, pintora surrealista, se muestra hermosa y con las puertas que la circundan abiertas a lo desconocido. A sus pies una bestia sugiere el poder de lo onírico (1942)

                       

    La chicana (mexicano-americana) Yolanda M.López se pinta usurpando los hábitos de la Virgen de Guadalupe y con aspecto feliz y dinámico (1978)

                       

    Rachel Lewis pinta su enfermedad en un collage con el trasfondo de los recortes de diarios y revistas que la oprimen con la presión soscial de la delgadez y de la moda (1990)

                       

    Jenny Saville pinta su enorme cuerpo sin pudor, un cuerpo marcado con palabras o marcado, como esperando el escalpelo de cirujano plástico (1992)  

    Publicado el 19 de Marzo, 2006, 13:07

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    Me gustan los libros que me hacen pensar. Me gustan incluso los libros que me hacen pensar y con los que no estoy de acuerdo. Algo, en el fondo de los libros de Pascal Quignard entra en contacto conmigo. Algo que está oculto, quizá la perversión que está en el origen del lenguaje, quizá la conciencia de que el lenguaje es impuro. La convicción de que en él descansa el secreto del árbol del Bien y del Mal, como en el cuadro de Durero.

                                                                  ***

    "La sonata de la casa antigua, ignorando las generaciones minúsculas, tiene una lentitud que rebasa la memoria de sus habitantes sucesivos. El piso gime. Las persianas golpetean. A cada escalera corresponde una llave. La puerta del armario cruje y el resorte de los viejos divanes de cuero contesta. Desecadas por el verano, las maderas de la casa ensamblan un instrumento de música a la vez regular y desordenado, que interpreta una obra de perdición, afligida por un deterioro tanto más amenazador cuanto que es efectivo, incluso si su lentitud no la torna jamás íntegramente perceptible para los oídos de sus habitantes humanos.

    La casa antigua canta un melos que, sin ser divino, rebasa la escala de quienes allí fueron educados o de quienes allí murieron y conocimos, que sólo agregaron sus cantos al amanecer o al ocaso. Es una melopea lenta que habla a la familia, comprendida como una masa de varias generaciones, en acto, sin que ninguno de sus elementos globales o moléculas privadas y provisorias la capte verdaderamente, y que llora sin fin su propia ruina, que ella misma anuncia."

     

    Pascal Quignard, El odio a la música Diez pequeños tratados (La Haine de la Musique), Trad. y notas de Pierre Jacomet, Editorial Andrés Bello, Capellades, 1998.

    Publicado el 18 de Marzo, 2006, 23:25

    20060318220417-adele.jpgDe entre los libros más bonitos que tenía mi abuelo, destacaban los de una editorial barcelonesa cuyas ediciones estaban cuidadas al máximo: bellos grabados interiores, hermosas tipografías y cubiertas grabadas sobre tela de distintos colores, con reproducciones sobre cartoné, ediciones donde el arte modernista se revelaba también fructífero en la vertiente libresca. La Colección de Arte y Letras , editada en Barcelona entre los años 1881 y 1890, constituyó una biblioteca con verdaderas joyas bibliográficas. Entre esos bellos libros se encontraban las obras teatrales de Víctor Hugo: recuerdo perfectamente la lectura de Hernani, mi primer acercamiento al gran hombre: el mayor escritor de Francia. Más tarde, en mi adolescencia, leí Los miserables, la obra cumbre.
    Entonces yo desconocía la trágica vida del escritor: Hugo sufrió durante toda su vida por la pérdida de sus seres más queridos y padeció un larguísimo exilio por defender los derechos del hombre y por oponerse a Napoleón III, antes de recibir los lauros nacionales y la aclamación popular.
    La familia de Adèle
    Víctor Hugo vivió una infancia nómada, siguiendo el trayecto que la carrera militar y política de su padre le marcaba: Italia, varios lugares de Francia y España, con José Bonaparte, y algunos periodos de internado le marcaron profundamente. Sus padres tuvieron un matrimonio infeliz, lleno de altibajos. La madre de Hugo tuvo un sonado romance con otro general, bonapartista como su marido, Víctor Lohaire y desafiante, bautizó a su hijo con su nombre. El padre de Hugo, por su parte, vivió abiertamente durante años con su amante, Catherine Thomas, hasta que Bonaparte le obligó a abandonarla. Finalmente, los padres del poeta se divorciaron.

    Víctor Hugo conoció a los 7 años a una niña de 6: Adèle Foucher, hija de unos íntimos amigos de sus padres. Sorprendentemente, tanto los Foucher como los Hugo opusieron muchos obstáculos al matrimonio de Adèle y Víctor cuando éstos decidieron unir sus vidas, a pesar de que Hugo, en 1822, ya comenzaba a hacerse célebre tras vencer en los Juegos Florales y publicar su primer libro de poemas, Odas, por el que obtuvo una pensión de Luis XVIII. Finalmente, el matrimonio se llevó a cabo tras la muerte de la madre del poeta en ese mismo año. El hermano de Víctor, Eugène, enamorado perdidamente de su cuñada, padeció una crisis mental tan terrible que tuvo que ser internado en un asilo, tres meses después de la boda. La sombra de la locura comenzó entonces a planear sobre la familia del poeta. Adèle Foucher fue una mujer hermosa, inteligente, cuyo espíritu inquieto se manifestaba en sus escritos, dibujos y pinturas. Aun cuando su amor por Víctor Hugo fue muy grande, el narcisismo de Hugo y la vocación exigente de su esposo la decepcionaron. Ambos vivieron juntos y separados en una relación inestable que no consiguió romperse del todo ni ser del todo satisfactoria para ninguno de los dos.

                                
    El matrimonio tuvo cinco hijos y a todos los vio morir Víctor Hugo, con excepción de Adèle, quien murió en 1915: Léopold (1823), el primogénito, murió recién nacido; Léopoldine (1824), murió ahogada junto con su esposo, Charles Vacquerie, a los pocos meses de su boda; Charles (1826), por una tuberculosis galopante, François-Víctor (1828) de cáncer. Sólo le sobrevivió Adèle (1830).

    Tanto Adèle Foucher como Víctor Hugo fueron infieles: Adèle amó sin discreción al famoso crítico literario Charles Augustin Sainte-Beuve. Incluso se llegó a rumorear que Adèle era hija de Sainte-Beuve y así lo creyó también el célebre crítico, cuando escribió que su único aliciente en la vida era la hija menor de ’los Hugo’. Adéle Foucher, cuando la niña cumplió diez años, envió a Sainte-Beuve un retrato -dibujado por ella misma-, de la niña de sus amores, a lo que el crítico respondió con la publicación de un libro de poemas cuyo título es suficientemente explícito: Livre d’Amour.

                                 
    Víctor Hugo tuvo varias amantes.  Especialmente importante fue Juliette Drouet, también inteligente y hermosa, con quien compartió su vida durante más de 30 años. Y tuvo algún que otro affaire, alguno de opereta, como cuando fue sorprendido en flagrante delito por un ofendido marido. Aunque la ley penalizaba el adulterio, sólo la amante cumplió pena de cárcel, pero Hugo fue objeto de burla para todo París.
    Así pues, la tragedia, el drama y el melodrama (aparte de alguna que otra astracanada), formaban parte de la vida de la familia Hugo.


    La tragedia de Léopoldine
    La gran tragedia de la familia fue la muerte de Léopoldine. Adèle tenía 13 años cuando su hermana, la preferida de Hugo, cayó de una barca en el Sena y se ahogó. Su marido, Charles Vacquerie, excelente nadador, se tiró tras ella y se dijo que prefirió morir con ella que salvarse. Sus cuerpos se encontraron en el fondo del río en ceñido abrazo. En el infortunado accidente murieron también un tío y un primo de  Charles.
    Durante años, los Hugo se reunieron en la salita del apartamento parisino para invocar a Léopoldine, desplegando el vestido que llevaba cuando cayó al río, en inútiles, patéticas reuniones espiritistas. No cabe duda de que todo esto afectó profundamente a la joven Adèle.

    La tristeza invadió a toda la familia y se puede observar en el semblante de Adèle en las pocas fotografías que conocemos. Melancolía que no es sólo retórica fotográfica.

    Amor (es) y Exilio (s)
    A partir de 1848, la situación política se complicó para Hugo y para sus hijos y amigos, que se oponían francamente a Napoleón III y que defendían la necesidad de la República.
    Hugo no compendió, a pesar de sentirse campeón de la libertad, la necesidad de Adèle de llevar su propia vida. Adèle se quejó de que no podía siquiera salir sola a comprar un periódico. George Sand y otras mujeres luchaban por la emancipación femenina. Leer a Sand fue para Adèle una revelación. Francia se agitaba bajo vientos de renovación.
    Los hijos de Hugo fueron encarcelados, así como Auguste Vacquerie, hermano de Charles y enamorado de Adèle, quien probablemente fue su primer amor.
    Auguste Vacquerie representaba para Adèle –bastante más joven que él- , la oportunidad de saber qué tipo de pasión había encendido su hermana Léopoldine en Charles. Ambos hermanos eran tan parecidos como las dos hermanas. El amor que sintió Adèle por él fue intenso y fugaz y probablemente no fue un amor platónico.
    Adéle escribió: Sé que sufres. Me entregué a ti porque sufrías. La prostitución puede significar una sublime devoción y no sabemos si una mujer pública no es una hermana de la caridad.

    Este enamoramiento duró poco.

    En ese mismo año de 1846 (ella tenía 16 años), Adèle se enamoró de un escultor mucho mayor que ella y muy poco recomendable: solía maltratar a sus amantes. Se trataba de Jean-Baptiste Augustin Clésinger. Años después, en su diario íntimo, ella escribió: ¿Qué sentí por tres años? ¡Clésinger! Recuerdo la última vez que te vi, fue en París. Te amé. Estuviste cerca de mí toda la noche, me cortejabas, estabas absorto en mi amor ¡Oh, eras un genio! ¡Había genio en tus manos, genio en tus ojos! Cuando estabas conmigo, era feliz.
    El diario sugiere intimidad amorosa, pero él pronto se cansó de la joven Hugo y se casó con la hija adolescente de George Sand, Solange. En una ocasión, el violento Clésinger estuvo a punto de matar a Solange, a su hermano y a George, quien juró que nunca más le admitiría en su casa. Sin embargo, Adèle (quien debía conocer todo esto a través de Sainte-Beuve), escribía después: Tuve el cielo en mi alma. Amé, sentí que me encontrabas hermosa. Tenía 18 años ¡Amor, amor feliz! ¡No hay nada más hermoso en este mundo!
    Poco después, Adèle soñó (ella siempre pensó que premonitoriamente), que encontraría a un inglés y que ese inglés sería su verdadero amor. 
    En 1852 Hugo se ve precisado a exiliarse, primero a Bélgica, de donde es expulsado, luego a Jersey y Guernessey, islas del canal de la Mancha que gobernaba Inglaterra y en las que Adèle conocerá a Alfred Pinson, a quien identificó como el inglés de sus sueños. Escribió: Al verlo, me encendí. Sin embargo, rechazó su oferta de matrimonio. Para ella, el matrimonio equivalía a tiranía masculina.

    Antes de huir hacia Nueva Escocia en busca de ese sueño, Adéle intentó ser reconocida como compositora y pianista y comenzó a hacer trámites para publicar sus obras en Bruselas. Víctor Hugo no la apoyó. Para él, el piano era Una bestia de palo. Adèle proyectaba también un libro sobre  la emancipación femenina, pero el destino de una escritora era aún más incierto: claudicó, aunque siguió escribiendo compulsivamente.

    En 1892 fueron descubiertas dos mil páginas sobre los años de exilio de Hugo en las islas del canal Jersey y Guernessey, que fueron atribuidas, en un primer momento, al propio Víctor Hugo. En 1952, Réné de Messières, cónsul francés en Nueva York, reveló en la universidad de Harvard que la verdadera autora del dietario fue la hija más joven de Hugo: Adèle. En realidad había dos diarios, uno trataba con minuciosa exactitud de los días pasados en las islas por la familia Hugo. El otro, escrito en lenguaje cifrado, era el diario íntimo de Adèle.
    Como es normal en estos casos, los manuscritos estaban separados, algunos en Francia, otros en Estados Unidos. Hubo también algunos hallazgos de ciertas páginas perdidas en diferentes bibliotecas. Por fin, en 1968, Frances Vernor Guille publicó tres volúmenes (de los cuatro proyectados), del Diario íntimo de Adèle Hugo. Diario que sirvió a François Truffaut como base para la película que reseñé aquí.
    Escritora compulsiva, escribía sin parar, especialmente en los años que pasó en Nueva Escocia, mientras esperaba (inútilmente) que el mediocre teniente Alfred Andrew Pinson  le correspondiera. Víctor Hugo, campeón de la Libertad, nunca consideró a su hija como un talento digno de ser reconocido: para él era una mujer más, cuyo destino era el matrimonio. A los 33 años Adèle huyó en pos de un hombre que la había cortejado anteriormente y a quien ella había rechazado. Para entonces, Pinson había cambiado de idea: ya no la quería ¿Por qué, pues, ella le consideró digno de centrar sus obsesiones? ¿Por qué perseveró durante nueve años, de 1863 a 1872, en una persecución inútil, dolorosa, exacerbada?  Desde el 69 Pinson ya no se encontraba en las Barbados, hacia donde ella le había seguido tres años antes. Ella no se enteró. Vagaba sola, vestida de harapos, soñando con un amor que había soñado…soñando con un inglés que sería su amor eterno…
     Cuando Adèle decidió viajar sola a Halifax, en Nueva Escocia, al otro lado del mar, para seguir a quien en su imaginación amaba tierna y apasionadamente ¿qué buscaba?  Bajo nombre supuesto recibía la subvención de su padre quien, disgustado, no se atrevió a negarle su asignación. Pero las cartas las escribía su hermano François-Víctor.  Hugo no se desentendió de su hija, pero nunca le escribió.
    En 1872, Madame Baa llevó a Adèle a Francia. Víctor Hugo ingresó a su hija en una institución, Adèle murió para el mundo, aunque su vida acabó en 1915.
    François Truffaut la resucitó.


    Leslie Smith Dow, Adèle Hugo, La Miserable, Goose Lane Editions, New Brunswick, Canada, 1993.

    Publicado el 14 de Marzo, 2006, 19:03

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                                                                                             Desnudos de Antonio López 

    Mi madre, aunque era una mujer culta y muy preparada, hacía pocas cosas conmigo. Su trabajo centraba su vida. La definiría con esa afortunada palabra en inglés: Workoholic. Adicta al trabajo. Una adicción que para los demás puede ser tan devastadora como cualquier otra. El caso es que recuerdo que los domingos solía llevarnos al teatro del Bosque (en Chapultepec) a ver obras infantiles, o al zoo y al trenecito, pero sólo cuando estaba a bien con mi tío Mario, que era quien llevaba la batuta en estas salidas. A veces fuimos al museo del Castillo de Chapultepec, que era muy didáctico (no sé cómo estará ahora), con sus muñequitos figurando batallas, sus escenas miniaturescas de la historia de mi país y dos preciosos cuadros (creo que parecían de algún seguidor de Wintelhalter) de Maximiliano de Habsburgo y de Carlota, fugaces e inoportunos emperadores de México. De todo el museo, lo que más me gustaba eran esos cuadros. Pero no tuve una educación artística de niña. Sin embargo, como ya he contado antes, en la biblioteca de mi abuelo había muchos libros, y por ellos comencé a ver cuadros en ilustración. Mi madre recibía varias revistas en inglés, y ahí también me enteré de qué se cocía en el mundo el arte, porque recuerdo que cuando yo tenía 16 años y entré en la Prepa 6 de Coyoacán (había perdido un año a causa de la muerte de mi madre y una estancia que resultó frustrante en Wisconsin, con mi tía Chata), ya sabía quiénes eran Leonardo, Rafael, Miguel Ángel y Henry Moore, Alexander Calder y algunos otros. Recibí algunas clases de pintura junto con mi gran amiga de la secundaria Marilú Nájera Coronado. No recuerdo más que visitas escolares a los museos de San Ángel, ni recuerdo con precisión cómo comencé a sentirme atraída por la pintura. A los 17, yo pintaba esporádicamente, aunque, como he mudado tanto de casa, no conservo nada de lo pintado entonces.

    Quizá no fue hasta que llegué a Europa ( a los 23 años) que verdaderamente comencé a ver arte en el Louvre, el museo de Orsay (entonces en la Orangerie). Como dice David Hockney en su libro El conocimiento secreto, lo normal es familiarizarse con el arte a través de las ilustraciones. Puede que sea cutre, pero es así. Por eso es importante internet: pone a nuestra disposición un gran número de ilustraciones. ¿Cómo se puede aprender a apreciar el arte? Viendo arte, no importa en qué forma: por internet, a través de libros, in situ. Lo que sí es verdad es que para ver arte no hay que tener prejuicios, no hay que tener miedo tampoco. Si a alguien no le gusta Picasso ¿por qué no va decirlo? Y hay que tener gusto ¿Gusto? tal vez el gusto se educa cuando se ve arte. Yo sé que siempre he tenido buen ojo. Y que nunca he dudado sobre la calidad de una obra, sea abstracta o figurativa. Como soy impulsiva, no me importa lo que opinen los demás. No tengo complejos. Soy ecléctica en mis gustos artísticos. Salvo la pintura italiana en su mayoría (que encuentro excesivamente esteticista y por ello, superficial, salvo excepciones), adoro la pintura de todos los tiempos y de todas las tendencias si me parece buena, si me habla.

    Dialogo con las obras. Cuando las veo, ellas me hacen preguntas, me suscitan una indagación estética. Una emoción, también, aunque no soy de las que lloran frente a un cuadro. La única vez que recuerdo haber llorado fue en el Prado, ante las sonrosadas mejillas de la Maja vestida de Goya, que parece que esté respirando. 

    Es importante no confundir el arte con la búsqueda o el hallazgo de la Belleza. El arte no busca la Belleza, como dice Tomás Segovia (en A Contracorriente): a veces la encuentra, casi de pasada. El arte busca la verdad. El arte tampoco busca la fiel reproducción del mundo, ni siquiera en las épocas realistas: busca un simbolismo de ese mundo. Una interpretación. El arte no busca la perfección de la forma: busca la transmisión de una emoción o de un sentimiento, o de un pensamiento. El arte es a menudo feo, irrealista, imperfecto.

    En cuanto a la pintura figurativa, he aquí algunas muestras de pintores que me interesan:

    Valerio Adami:

    Hermen Anglada-Camarasa:

    Francis Bacon:

    Marc Chagall:

    André Derain:

    Vassily Kandinsky:

    Paul Klee:

    René Magritte:

    Henri Matisse:

    Publicado el 11 de Marzo, 2006, 17:07

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    Con la anuencia de mi alumno de Primero de Bachillerato (Tecnológico), Eduardo Pérez Pellitero, publico aquí su excelente Comentario del soneto X de Garcilaso que comienza diciendo: "Oh dulces prendas"…

    1. Busca la biografía (breve) de Garcilaso: resume los hechos más importantes de su vida.

    Garcilaso de la Vega (Toledo, 1501/1503 -Le Muy, Francia, 1536). Poeta y militar del Siglo de Oro, considerado uno de los escritores en castellano más grandes de la historia.
    Descendía, por parte de padre, de Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana y, por parte de madre, de Fernán Pérez de Guzmán. Debió nacer en Toledo allá por el año 1501. En 1520 entró a servir a Carlos I de España en calidad de miembro "contino" o continuo de la guardia regia y, en los años siguientes, luchó en la guerra de las Comunidades, participando, en 1522, en el cerco de su ciudad natal. Garcilaso de la Vega, a finales de este mismo año, se embarca, en compañía de Juan Boscán y Pedro de Toledo, futuro virrey de Nápoles, en una expedición que quiso (y no pudo) evitar la caída de Rodas en poder de los turcos. El poeta fue nombrado, de vuelta en España, caballero de la Orden de Santiago. En 1524 se enfrentó a los franceses en el cerco de Fuenterrabía, y, de regreso en Toledo, contrajo matrimonio con Elena de Zúñiga. Ejerció, por aquella época y durante algún tiempo, de regidor en su ciudad natal. El poeta contempló en Roma, en 1529, la concesión de la dignidad imperial a Carlos I de España. Había dictado, poco antes, su testamento en Barcelona: en él reconocía la paternidad de una hija ilegítima y asignaba una pequeña suma de dinero para su educación. Garcilaso, después de una breve embajada en Francia, hizo, en 1531, de testigo en la boda de un sobrino suyo, hijo de su hermano Pedro Laso, comunero y, en consecuencia, enemigo de Carlos I. El emperador, disgustado por la participación de Garcilaso en la ceremonia, acordó confinarlo en una isla del Danubio, descrita por el poeta en su Canción III. La intervención de Pedro de Toledo, ya virrey de Nápoles, en favor de Garcilaso, resultó crucial: el poeta abandonó en 1532 el Danubio, donde ya prácticamente fue el huésped de György Csesznegi, castellán de Győr, y se estableció en Nápoles. Se integró muy pronto en la vida intelectual de la ciudad y trabó amistad con poetas como Bernardo Tasso o Luigi Tansillo y teóricos de la literatura como Antonio Sebastiani Minturno. En 1533 visita Barcelona y entrega a Juan Boscán una carta "A la muy magnífica señora doña Gerónima Palova de Almogávar" que aparecerá, en 1534 y en calidad de prólogo, en su traducción española de El Cortesano de Baldassare Castiglione. Garcilaso de la Vega participó, en 1535, en la campaña africana de Carlos I y, singularmente, en Túnez, en el asedio de La Goleta. La expedición contra Francia de 1536 fue, en fin, la última experiencia militar de Garcilaso. El poeta, en efecto, murió, el 19 de octubre de 1536, en el asalto de una fortaleza en Le Muy.


    2. Obras principales. Un pequeño resumen de qué escribió, qué subgéneros poéticos tocó. Buscar qué es Égloga, qué es canción, qué es soneto y qué es epístola.

    La trayectoria poética de Garcilaso atravesó tres etapas sucesivas: etapa castellana, en que escribe sus poemas octosilábicos; etapa italiana o petrarquista, en que, muy influido por Francesco Petrarca, escribe la mayor parte de sus sonetos y canciones articulándolos en forma de cancionero petrarquista dedicado a la dama Isabel Freyre, y etapa clasicista o napolitana muy influido por los poetas clásicos de la Latinidad y por sus nuevas amistades napolitanas.
    La obra poética de Garcilaso de la Vega está compuesta por cuarenta sonetos, cuatro canciones, una oda en liras, dos elegías, una epístola, tres églogas, siete coplas castellanas y tres odas latinas,

    Égloga: Composición poética del género bucólico, caracterizada generalmente por una visión idealizada del campo, y en la que suelen aparecer pastores que dialogan acerca de sus afectos y de la vida campestre.
    Canción: Composición lírica a la manera italiana, dividida casi siempre en estancias largas, todas de igual número de versos endecasílabos y heptasílabos, menos la última, que es más breve.
    Soneto: Composición poética que consta de catorce versos endecasílabos distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos. En cada uno de los cuartetos riman, por regla general, el primer verso con el cuarto y el segundo con el tercero, y en ambos deben ser unas mismas las consonancias. En los tercetos pueden ir estas ordenadas de distintas maneras.
    Epístola: Composición poética en que el autor se dirige o finge dirigirse a una persona real o imaginaria, y cuyo fin suele ser moralizar, instruir o satirizar. En castellano se escribe generalmente en tercetos o en verso libre.


    3. Analiza el soneto X: métrica, acentuación, estructura, tema (s).*

    **¡Oh-dul-ces-pren-das-por-mi-mal-ha-lla-das, 11 A || 2ª 4ª y 10ª
    dul-ces-y_a-le-gres-cuan-do-Dios-que-rí-a, 11B || 4ª, 6ª y 10ª
    jun-tas-es-táis-en-la-me-mo-ria-mí-a 11B || 4ª, 8ª y 10ª
    y-con-e-lla_en-mi-muer-te-con-ju-ra-das! 11A || 3ª, 6ª y 10ª

    ¿Quién-me-di-je-ra,-cuan-do-las-pa-sa-das 11A || 4ª, 6ª y 10ª
    ho-ras-qu"en- tan-to-bien-por-vos-me-ví-a, 11B || 4ª y 10ª
    que-me_ha-bia-des-de-ser-en-al-gún-dí-a 11B || 3ª, 9ª y 10ª
    con-tan-gra-ve-do-lor-re-pre-sen-ta-das? 11A || 3ª, 6ª y 10ª

    Pues-en-u-na_ho-ra-jun-to-me-lle-vas-tes 11C || 4ª, 6ª y 10ª
    to-do_el-bien-que-por-tér-mi-nos-me-dis-tes, 11D ||3ª6ª y 10ª
    lle-vá-me-jun-to_el-mal-que-me-de-jas-tes; 11C || 4ª, 6ª y 10ª

    si-no,-sos-pe-cha-ré-que-me-pu-sis-tes 11D || 2ª 6ª y 10ª
    en-tan-tos-bie-nes-por-que-de-se-as-tes 11C || 4ª y 10ª
    ver-me-mo-rir-en-tre-me-mo-rias-tris-tes. 11D || 4ª, 5ª, 8ª y 10ª

    *La separación de sílabas está indicada con "-"; las sinalefas están indicadas con "_"; la acentuación está indicada en negreta.
    ** Este verso tiene dos posibles interpretaciones que ya se comentaron en clase y que cambiarían la acentuación de dicho verso.
    La estructura del poema es de ABBA ABBA CDC DCD; con versos endecasílabos y rimas consonantes, siguiendo el esquema del soneto utilizando los versos al estilo italiano.
    El soneto presenta una acentuación rítmica de tipo sáfico (acentos en 4.ª, 8.ª) en los dos primeros cuartetos, mas el juego rítmico se complica en los tercetos, donde Garcilaso utiliza ritmo heroicos (versos 11 y 12) y finaliza con el ritmo sáfico con el que empieza el soneto.
    Si dejamos de lado la estructura puramente métrica, y analizamos la estructura argumental, veremos que el soneto está dividido en tres partes:
    La primera parte corresponde al primer cuarteto del soneto. Garcilaso habla sobre las prendas de su amada, y explica cómo tiempo atrás le causaron gran placer y alegría, y finaliza haciendo hincapié en que ahora las mismas prendas le causan dolor.
    La segunda parte corresponde al segundo cuarteto. En esta estrofa Garcilaso hace una pregunta retórica que transmite su sorpresa ante el dolor que las prendas de su amada le causan en ausencia de ésta (Isabel Freyre, la amada de Garcilaso murió tiempo atrás, y este poema está dirigido alegóricamente a ella.)
    La tercera y última parte corresponde a los dos tercetos, y en estas estrofas Garcilaso explica el daño que le causa recordar a la amada ausente.
    El tema del poema es el dolor causado por la ausencia del ser amado, que al poeta le viene en mente al ver unas prendas que tiempo atrás le infundieron alegría y felicidad, pero que en ese momento, al haber perdido a la amada, sólo le traen tristeza y dolor. Es importante decir que hay cierto paralelismo con el mito grecolatino de Dido y Eneas.

    4. Opinión personal.

    Este soneto me ha parecido una obra excelente dentro de mis escasos conocimientos poéticos. Son muchos los factores que me hacen pensar esto: El endecasílabo italiano moderniza y abre muchas más posibilidades a Garcilaso en este poema, además de tener unos cambios de ritmos que le dan una musicalidad muy marcada y muy interesante. Los versos se leen fluidamente y las palabras adquieren un significado que no sólo está ligado a los puros convencionalismos de cada palabra, sino que Garcilaso va más allá y busca palabras que fonéticamente ayuden a formar una imagen mental de lo que significan, como es el caso del último verso, el catorceavo. Asimismo, el poema muestra algunos recursos literarios que son reflejo del significado del poema, como son las diversas antítesis que podemos encontrar, que reflejan el contraste placer-dolor que las prendas le han infundido. También me duele decir que me resulta de poca clase el jugar con la aspiración de las "h", las sinalefas e incluso los acentos de las palabras para conseguir que los versos cumplan el molde del endecasílabo, aunque sea una práctica común en poesía. Por lo demás, el tema tratado es un tema muy profundo, ya que Garcilaso consigue transmitirnos una sensación de completa desolación, de abatimiento, que gira entorno a las prendas de su ausente amada, que Garcilaso, aun sabiendo que le traen dolor y sufrimiento, no puede dejar en el olvido.

    Publicado el 4 de Marzo, 2006, 11:12

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    El concepto de museo que ofrece el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona es el nuevo concepto de museo. Más allá de la mostración de obras de fondo (de las que carece), lo que ofrece el CCCB en cada una de sus exposiciones es una experiencia que no se olvida. Se trata de un museo interactivo ( pero no falsamente interactivo, que funcione por oprimir botoncitos, no), didáctico, que expone escenográficamente, que integra ambientes, atmósferas, olores, sensaciones, sonidos. Además, el CCCB ofrece proyecciones, cursos, conferencias y excursiones. Muy ligado a los temas urbanísticos y arquitectónicos, no está desvinculado de otras áreas que frecuentemente no entran en los museos como el cine, los temas políticos y sociales o la antropología urbana.

    Instalado en el barrio del Raval de Barcelona, se ha convertido, mucho mejor que el MACBA (Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona), en una especie de universidad paralela, incitante y llena de vitalidad. Su exterior ya refleja esa proyección: el edificio moderno y transparente de vidrio refleja el antiguo edificio, con él cierra una plaza invitadora, presidida por una hermosa y antigua escultura de Sant Jordi, patrono de Cataluña. Esa plaza se abre a otra, árida, inmensa y fría que nos lleva al MACBA, para mí el museo más desangelado de la Ciudad Condal.

    En sus instalaciones he visto algunas de las mejores exposiciones : las de las Ciudades, (inolvidable la Praga de Kafka, con sus inmensos pasillos llenos de archivadores cerrados, teléfonos sonando interminablemente, laberintos burocráticos kafkianos), la de Julio Cortázar (nunca más cercano el cronopio de sus admiradores que en esa sucesión de fotos, de manuscritos, de voces de Julio), o la de la Segunda Guerra Mundial, opresiva, inmensa: cuadros, juguetes bélicos, armamento, sonidos de sirenas, bombas, destrucción...

    El CCCB ofrece, hasta el 21 de mayo, una estupenda exposición dialogística Erice-Kiarostami. A la entrada, dos vídeos de cada uno de los creadores: ambos miran fijamente a la cámara. Los perfiles del fondo coinciden, los lugares difieren. Tras estos minutos de mirada, ambos dan media vuelta y se van. Tras ellos, vamos. Nos internamos en su diálogo. Los seguimos.  

    Comenzamos la visita por el lado de Erice: la escasa obra de este hombre lo convierte en el Salinger de nuestro cine: si obra es escasa, pero invaluable. El tiempo, la luz. La infancia. Obsesiones recurrentes de su obra. Erice dialoga con Kiarostami en estos tres temas principales. Cada uno a su modo, han hecho girar sus obras sobre ellos. Lentitud...puede ser. Necesaria para la reflexión. Soledad. Los cortos de Erice: maestría de los tiempos, lugares secretos, buhardillas, silencios, relojes. Vida rural o tiempo rural, de antes del tiempo, recortada (siempre) sobre un contexto histórico. Sí, tras sus silencios, la historia existe. No es un cineasta abstracto, sino humanista. Y sin embargo, las historias son contadas. Contadas sin retórica, de una manera natural. Tras esta naturalidad, la planificación rigurosa de cada plano. Belleza en blanco y negro o en color.

     

     Los mitos. Las miradas infantiles, llenas de asombro, de reflexión, de seriedad. Un mundo infantil que escapa al tópico. Las cartas que escribe Erice a Kiarostami están llenas de eso: de tiempo y de miradas infantiles, de análisis de la justicia, de toma de posición ante lo justo y lo legal, que no son sinónimos. Valentía infantil sin alharacas. Colores. Pintura. Vuelve Erice al patio de Antonio López y nos muestra a los nietos del pintor, que lo retratan. El niño tiene la mirada de pintor, pero es la nieta pequeña, Aurora, la que capta la atmósfera en esa preciosa acuarela infantil: las nubes negras que se ciernen sobre el cielo de Madrid, la fragilidad del árbol y a la vez, su generosidad, esta vez volcada en flores...Naturalmente, el dibujo y el óleo inconclusos de Antonio López encuentran su lugar en esta muestra. Se nos aparecen en la penumbra absoluta de la madrugada. Poco a poco, una luz que imita la del sol los va iluminando lentamente: como en la película. Poco dura esa luz, mientras el pintor explica qué poco dura la luz que necesita para pintar su membrillero... Estamos dentro de la película, pero en el museo, de pie frente a ambas obras, sentimos la fragilidad de quien se atreve a desafiar el tiempo y la luz. Puestos en el lugar del pintor, comprendemos la imposibilidad de empeño. Y comprendemos por qué los cuadros de Antonio López son cuadros interrumpidos, necesariamente inacabados. Así lo demuestran los siguientes lienzos, mientras oímos los pájaros, o los coches en lo alto del cerro desde donde pinta, durante años, por las mañanas, una panorámica de Madrid, que también deja inacabada. Finalmente, nos situamos en el mismo punto en que se situó el  pintor en medio de la Gran Vía, ese cuadro estremecedor. La ciudad está vacía, estamos en el paso de peatones...poco a poco, a medida que va saliendo el sol, a medida que el cuadro se ilumina, comenzamos a oír el tráfico. Tenemos que marcharnos. En las escenas de El sol del membrillo, de nuevo la bellísima música de Pascal Gaigne nos mueve el alma: cuando el pintor está yacente, contando su sueño...como si estuviera muerto. En otra de las cartas, Erice asiste a la proyección de ¿Dónde está la casa de mi amigo? en una escuela de un pueblo de Extremadura ¿Qué nos transmite Erice aquí? Las caras: los silencios infantiles, la reflexión sobre la justicia en los niños. El estupor y la comprensión. La duda y la certeza sobre las conductas. La identificación, a pesar de la diferencia: lo humano.

    Por lo que toca a Kiarostami, vemos, no sólo en sus cartas, su relación con las texturas de la naturaleza. De ahí parte sus silencio. Del paisaje y de la fijación en lo que está más cerca, la vaca, el río, las montañas, los árboles. Colores y texturas. Una de las cartas es la observación casi a microscopio de la actividad que se desarrolla en la vaca, como si fuera un mapa del mundo. Las colinas, los ríos de la vaca, los pastos, que se forman en su piel...los ruidos. Al abrir el plano, todo ya nos resulta familiar. Es una simple vaca. Sin embargo, vista tan de cerca, apreciamos todo un universo. Es un análisis del punto de vista. Una afirmación de que el sujeto para el arte no es importante: es sólo un pretexto para analizar, para acercarnos, para conocer, para re-conocer. la segunda carta, una rama imaginaria del membrillero de Antonio López que sale del patio de su casa, da pie a Kiarostami para contarnos qué ha sido del membrillo. Caído en un río iraní, el membrillo recorre de nuevo texturas, piedras de colores, rápidos y zonas de calma acuática, hasta desembocar, mucho más tarde, en una planicie en donde un ganado repite, mágicamente, los colores de un paisaje casi lunar: sinfonía de ocres, rojos y marrones...Color, forma.

     

     Significativamente, en las dos cartas de Kiarostami no hay personas. Son las cosas las protagonistas. Mientras que en Erice son las personas las protagonistas. Diálogo y divergencias. Después, dos salas plagadas de fotografías del iraní: nieves, paisajes, montañas...belleza de la naturaleza y también desolación de la naturaleza. Y una instalación. Un falso bosque sin hojas en medio de espejos, por el que nos perdemos. Proyección de nuestra propia soledad al infinito, por los cuatro lados. Tiempo y soledad.   

    El catálogo incluye textos de Miguel Marías, Jordi Balló, Alain Bergala, José Saborit, Alberto Elena, Dominique Païni, Núria Aidelman, Charles Tesson, Víctor Erice, y las filmografías de ambos cineastas, más una excelente colección gráfica. Editado por el CCCB-Diputación de Barcelona-Obra Social de Caja Madrid, en Barcelona, 2006, y en varias lenguas. De ahí he extraído las fotos que acompañan esta superficial reseña de la exposición.